El Renacimiento

Utilizamos la palabra ‘renacimiento’ para referirnos a un periodo histórico, y sobre todo artístico, caracterizado por el intento de recuperar la esencia de las civilizaciones clásicas griega y romana. Comenzó en Italia en el siglo XIV, y se difundió por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI. Aunque el renacimiento es un periodo básicamente europeo, la presencia española en América hizo posible que también se extendiera a este continente.

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El renacimiento fue sobre todo un fenómeno urbano. Nació en algunas ciudades del centro y del norte de Italia, como Florencia, Ferrara, Milán y Venecia, cuya riqueza permitió financiar la actividad de los artistas renacentistas.

Recuerda un concepto fundamental del renacimiento: el humanismo. Durante el anterior periodo de la historia de Europa, la edad media, la vida había girado en torno a Dios y la Iglesia. El renacimiento, al centrar todo su interés en el hombre, supuso la gran ruptura cultural con la tradición medieval. El hombre del renacimiento quería estudiar la literatura, la historia y la filosofía de las antiguas Grecia y Roma. ¿Para qué? Para intentar ser más culto, más juicioso y, en consecuencia, más libre.

Los estudios humanísticos y las obras artísticas del renacimiento fueron posibles gracias a que determinadas personas con riqueza, que compartían el gusto de intelectuales y artistas, promovieron su actividad y les apoyaron económicamente; fueron los llamados mecenas. Entre los principales mecenas habría que señalar a los Medici en Florencia, a los Este en Ferrara, a los Sforza en Milán, a los Gonzaga en Mantua, y a los duques de Urbino y al propio Papado en Roma.

LA CIENCIA RENACENTISTA
Aunque a veces nos solemos referir solo a la vertiente artística del renacimiento, también se vivieron notables progresos en los campos de la medicina, las matemáticas, la física y la astronomía.
En este sentido, no debemos olvidar a los astrónomos Nicolás Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler, o al físico y matemático Galileo Galilei.

Otro dato fundamental: la invención de la imprenta en el siglo XV revolucionó la difusión de los conocimientos.

EL ARTE RENACENTISTA
El arte renacentista tiene dos características esenciales. Son las comunes al propio concepto ‘renacimiento’. Recuérdalas:
·           Imitación de las formas clásicas, griegas y romanas.
·           Humanismo: afirmación de los valores del individuo.

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EL ARTE RENACENTISTA EN ITALIA
La ruptura decisiva del arte renacentista con la tradición medieval se produjo en Florencia, en torno a 1420. Fue entonces cuando se alcanzó un concepto técnico revolucionario: la perspectiva lineal, que permitía representar las tres dimensiones del espacio y de las cosas en una superficie plana. Dos de los pioneros de esta técnica fueron el arquitecto Filippo Brunelleschi y el pintor Masaccio. Otro nombre importante de esta primera etapa fue Lorenzo Ghiberti, prototipo del artista renacentista, ya que fue arquitecto, escultor y pintor.

Donatello está considerado el fundador de la escultura moderna. Desde mediados del siglo XV, Piero della Francesca, Andrea Mantegna y Sandro Botticelli pintaron retratos de personajes de la nobleza, en los que resaltaban sus rasgos individuales.

Durante el siglo XVI, los ideales renacentistas de armonía y proporción culminaron en las obras de Rafael, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.

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Otros destacados pintores renacentistas italianos fueron Paolo Uccello, Fra Angelico, Giorgione, Tiziano y Correggio.
Entre los arquitectos, podemos señalar a Leon Battista Alberti y Donato Bramante.

La fase final del arte renacentista italiano es la denominada manierista. Mientras Miguel Ángel, Tiziano y Rafael trabajaban en un estilo figurativo, otros pintores adoptaron un lenguaje más lírico y decorativo. Conviene aquí recordar a los arquitectos Andrea Palladio y Iacopo Sansovino; a los escultores Benvenuto Cellini y Juan de Bolonia; y a los pintores Pontormo, Rosso Florentino, Tintoretto, Il Bronzino y Giorgio Vasari.

EL ARTE RENACENTISTA EN EL RESTO DE EUROPA
Desde Italia, el renacimiento se extendió a Europa. Vamos a fijarnos en tres espacios concretos.

Países Bajos. En el siglo XV, el pintor flamenco Jan van Eyck se convirtió en el introductor de la pintura del renacimiento en Flandes y en Holanda. Otros importantes pintores renacentistas de los Países Bajos fueron Rogier van der Weyden, Dirk Bouts, Hugo van der Goes, Hans Memling, El Bosco y Pieter Brueghel el Viejo.

Alemania. Debemos destacar las figuras del pintor y grabador Alberto Durero, y del también pintor Matthias Grünewald.

España. Ahora vamos a ver los principales autores renacentistas españoles, divididos en sus distintas artes.
·           Arquitectura: Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera (que diseñaron el monasterio de San Lorenzo de El Escorial), Diego de Siloé, Rodrigo Gil de Hontañón y Pedro Machuca.
·           Escultura: Alonso Berruguete y Juan de Juni.
·           Pintura: Fernando Yánez de la Almedina, Pedro Berruguete, Juan de Juanes, Juan Correa de Vivar, Luis Morales, Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz y Bartolomé Ordóñez.

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EL ARTE RENACENTISTA EN AMÉRICA
La llegada de los españoles a América, a finales del siglo XV, motivó que la influencia europea se dejara notar en algunas manifestaciones arquitectónicas, con rasgos típicos del renacimiento español. El primer monumento de este estilo que se conserva en América Latina es la catedral de Santo Domingo. Fundada en 1523, destaca su portada, obra del arquitecto Rodrigo Gil de Liendo.

El arquitecto Francisco Becerra trabajó tanto en el virreinato del Perú como en el de la Nueva España. En este último, hay que destacar también al arquitecto Claudio de Arciniega. En el terreno de la escultura, alcanzaron especial renombre Juan de Aguirre y Quirio Cataño.




El Arte Gótico

El gótico es un estilo artístico que se desarrolló en Europa entre los años 1140 y 1300, aproximadamente, entre el románico y el renacimiento. En el renacimiento se aplicó el término gótico a este arte con un sentido negativo, pues los renacentistas habían vuelto al arte clásico, ordenado, que era totalmente opuesto al que se desarrolló en la edad media. Para ellos, el gótico era el arte de los godos, los bárbaros.

EL ARCO Y LA BÓVEDA
Pero antes de seguir avanzando, conviene conocer el significado de dos términos muy importantes en arquitectura: arco y bóveda.

El arco es una estructura curva que cubre la distancia entre dos puntos, como los laterales de una puerta. Puede tener muchas formas: de media circunferencia (arco de medio punto), de lanza (arco apuntado), de herradura (muy típico de la arquitectura islámica)...

La bóveda es una estructura curva que sirve para cubrir espacios, como un techo arqueado. En construcción se dice que las bóvedas están formadas por muchos arcos puestos uno al lado de otro. También puede tener muchas formas: de medio cañón (como un cilindro partido por la mitad), de arista, de crucería...

Vidriera

LA ARQUITECTURA GÓTICA
En la arquitectura gótica fue donde más cambios se produjeron. La transformación más importante fue la sustitución de la bóveda de cañón típica del románico por la bóveda de crucería gótica. Gracias a una serie de avances constructivos, el arco de medio punto fue sustituido por el arco apuntado. Así se desarrolló este nuevo tipo de bóveda: en vez de usar una estructura maciza y pesada como la bóveda de cañón, se utilizó la bóveda de crucería, mucho más ligera.

El cuerpo de la bóveda de crucería descansaba sobre varios arcos apuntados que se cruzaban. Su peso se dirigía hacia el exterior: por un lado, a los contrafuertes (grandes pilares o columnas adosadas al muro por su cara externa), y por otro lado, a los arbotantes (arcos exteriores que comunicaban con los contrafuertes).

Al no tener que soportar tanto peso, las columnas y los pilares se hicieron mucho más ligeros.

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Los muros también eran más finos y estrechos, pues sobre ellos apenas había peso. Por este motivo, se podían hacer huecos en ellos para abrir ventanas, que se cubrían con vidrieras: sobre una estructura de hierro, se colocaban trozos de vidrio coloreado, formando figuras que narraban historias, casi siempre religiosas.

Gracias a estos ventanales, la arquitectura gótica resultaba más alta y luminosa. Los edificios parecían más ligeros, menos pesados, con un sentido ascendente que guiaba a los fieles hasta el cielo.

LA CATEDRAL GÓTICA
A pesar de todos estos cambios constructivos, las catedrales seguían siendo los edificios más importantes, como en el románico. Las catedrales góticas tenían varias naves (espacios que quedan entre filas de columnas) y un crucero (una nave que atravesaba la principal de forma transversal), por lo que el edificio visto desde arriba tenía forma de cruz. Sobre la parte central del crucero se levantaba un cimborrio o torre.

En la cabecera o ábside, además del altar mayor, había varias capillas pequeñas. El deambulatorio era el pasillo que rodeaba la cabecera.

También en los muros de las catedrales se abrían ventanas que se cubrían con vidrieras. Además, en los pies de la nave, encima de la entrada, había un gran ventanal circular: el rosetón. Gracias a estas vidrieras, no solo había más luz en el interior de las catedrales, sino que también se producían bellos efectos lumínicos cuando los rayos de sol atravesaban el vidrio coloreado.

En la portada o fachada de las catedrales góticas se empezó a utilizar el arco apuntado, con forma de lanza.

Además de las catedrales, se construyeron otros tipos de edificios. Debido al nacimiento de una nueva clase social, la burguesía, se construyeron castillos, palacios dentro de las ciudades, mercados y ayuntamientos.

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LA ESCULTURA Y LA PINTURA
La escultura gótica se desarrolló principalmente en las portadas de las catedrales y en los capiteles (parte superior de las columnas). Pero, a diferencia del románico, las figuras eran menos rígidas, simulaban movimiento, y sus rostros comenzaban a expresar sentimientos. Las esculturas de los capiteles solían imitar, además, formas vegetales.

En general, podemos decir que la escultura gótica inició el camino hacia el naturalismo, es decir, a la representación de las figuras (seres humanos, animales y vegetales) tal y como son al natural.

También la pintura gótica comenzó a aproximarse al naturalismo. Las figuras tenían mucho más movimiento y expresaban más sentimientos. Los fondos dorados del románico se sustituyeron poco a poco por paisajes y, al final del periodo gótico, por edificios.


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Simone Martini: La Anunciación
Este cuadro del artista italiano Simone Martini es un magnífico ejemplo de la pintura gótica. A pesar del uso del dorado para el fondo, las figuras muestran ya un aspecto humano propio del renacimiento.

Los pintores, además, comenzaron a interesarse por la perspectiva, aunque todavía no sabían utilizarla correctamente. Y es que hasta el renacimiento no se conocerían los métodos científicos para representar las tres dimensiones (alto, ancho y fondo), dentro de un espacio plano, como un cuadro.

El Arte Románico

El románico es el estilo artístico que se desarrolló en Europa entre los años 1000 y 1150. Su nombre se debe a que los arquitectos de la época querían levantar sus edificios a la manera de los antiguos romanos, con sus mismos materiales y técnicas.

Para la evolución de este estilo artístico fue fundamental el papel de la Iglesia. Los monjes, que vivían en los monasterios, eran los encargados de guardar la cultura clásica, heredada de los antiguos griegos y romanos. Ellos eran casi los únicos que tenían acceso a la cultura, por lo que fueron los encargados de difundirla. Pero, como casi nadie sabía leer ni escribir, para hacerlo tenían que contar con la ayuda de los artistas. Por ello, las iglesias y las catedrales se decoraban con pinturas y esculturas que narraban las historias sagradas. De este modo, los fieles podían conocerlas.

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Los edificios más importantes de la arquitectura románica son los monasterios, las catedrales y los castillos. Los monasterios eran grandes conjuntos residenciales donde vivían los monjes. Se componían de iglesia, capillas, claustro (patio situado al lado de la iglesia, donde los monjes paseaban), bibliotecas, comedores, cocinas, dormitorios...

LAS CATEDRALES ROMÁNICAS

Las catedrales eran grandes iglesias donde estaban las sedes de los obispos; aunque no había una en todas las ciudades. Una catedral tenía varias naves (espacio que queda entre filas de columnas), donde se situaban los fieles para escuchar las misas. Al fondo de la nave mayor, la central, estaba la cabecera, de forma semicircular, donde se colocaba el altar. Alrededor había un pasillo, también en semicírculo, que conectaba las naves, llamado deambulatorio.

Elementos de una Iglesia Románica

Grandes columnas y pilares dividían las naves, y servían, además, como apoyo para las bóvedas. Una de las técnicas que los arquitectos románicos recuperaron de los romanos fue la construcción de estas bóvedas, que conseguían uniendo en fila varios arcos de medio punto (semicirculares). El resultado se conocía con el nombre de bóveda de cañón. Además, entre las naves y la cabecera se situaba otro elemento: el crucero, una nave colocada en sentido perpendicular, es decir, en forma de cruz.

Justo en el punto donde se unían las naves con el crucero se encontraba el cimborrio, que era una torre central con una bóveda más alta que las otras.
Como el material usado en la construcción, la piedra, era muy pesado, los soportes (columnas, pilares y muros) debían ser muy fuertes y gruesos. Los muros eran muy anchos y apenas tenían ventanas, por lo que estas iglesias eran muy oscuras. Para reforzar los muros se usaban contrafuertes, que eran pilares adosados (pegados) en el exterior de las paredes.

La entrada a la catedral estaba a los pies de las naves, en el lado opuesto a la cabecera. Allí se situaban las torres, una en cada extremo, y la portada. Dependiendo del número de naves, había tres o cinco puertas. Sobre cada una de ellas había un arco de medio punto decorado con esculturas en relieve, que recibía el nombre de tímpano.

Esta era la parte principal de la portada, donde se situaba la mayor parte de las esculturas, realizadas en piedra. Narraban historias religiosas, sobre la vida de Cristo, de la Virgen y de algunos santos. Alrededor del tímpano, en la parte inferior, estaba el parteluz, una columna que llegaba hasta el suelo; en él también había una escultura, casi siempre de la Virgen o del santo patrón de la iglesia. A los lados de la puerta estaban las jambas, que eran columnas con esculturas adosadas; normalmente representaban a los apóstoles y los santos.

Además, las columnas del interior estaban decoradas, sobre todo los capiteles. Estos eran unos elementos geométricos que conectaban las columnas con el inicio de los arcos de las bóvedas. En ellas se narraban historias bíblicas y, a veces, también escenas de la vida cotidiana.

Todas estas esculturas eran muy rígidas y casi no tenían movimiento. Los rostros eran muy parecidos y no expresaban sentimientos.

Capitel de San Juan de la peña

LA PINTURA ROMÁNICA

La pintura era casi siempre mural, sobre las paredes y las bóvedas. Los pintores narraban escenas religiosas y, a veces, cotidianas, con campesinos y otros personajes. Las figuras eran muy rígidas, sin movimiento. A veces llegaban a parecer deformes, pues los pintores no se preocupaban por la anatomía humana. Tampoco usaban la perspectiva, y los fondos eran blancos o dorados.

También se pintaba sobre madera para crear los retablos, que se colocaban en el altar mayor. Y por último, hay que destacar los manuscritos miniados, libros escritos por los monjes que contenían textos antiguos y estaban ilustrados con pequeñas pinturas.

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